Para la
resignificación de la obra, lo que hicimos fue tratar de traer el ritual del velorio del angelito a nuestro tiempo y
a nuestro contexto social. Hicimos entonces un video de el proceso de la
muerte, la construcción del ritual y un velorio donde se va a velar a un niño,
en este se mantienen muchas características de la tradición que se tenía en esa
época en Puerto Rico, en vez de vestir al niño de blanco se utilizo un ataúd
blanco para simbolizar la pureza del pequeño, la alegría que se evidencia en “El velorio” la representamos con las
flores coloridas que están por toda la sala de velación. El la pintura hay un
hombre de color que esta frente al pequeño cuerpo de la niña mientras todos los
demás hacen otras actividades, para la actualidad tomaríamos a este como si
este fuera el papá y es por esto que hay una toma en la que el papá del niño
está sentado frente al ataúd, acompañando y llorando a su pequeño mientras
muchas otras personas vienen y van, se ven borrosas para enfatizar el dolor del
padre que es el más significativo de todos.
No dejamos de
lado la tradición de poner sobre el cuerpecito una rosa o un clavel, pues es
algo que se adapta mucho a nuestro contexto, es por esto que sobre el ataúd se
puso una rosa.
Se trabajaron los
mismos colores que usa Oller en su obra, que es trabajada en sepias, tonos
marrones, aunque lo hicimos más sutil la tonalidad del video tiende hacia los
mismos tonos.
Algo que quisimos diferenciar es aquellas personas que se
involucran en el ritual, pues en la pintura que escogimos es algo muy casero y todos
los personajes parecen conocerse entre ellos, en nuestro contexto social hay
más involucrados para que se lleve a cabo un velorio y es por esta razón que
mostramos en un principio a un hombre que hace los ataúdes, esto es una parte
escalofriante de nuestro momento, porque si lo pensamos, estos ataúdes se hacen
esperando a alguien que los ocupe, son ataúdes que se hacen sin nombre pero
porque se tiene la certeza de que la muerte les dará un dueño, por otro lado,
mostramos a quienes llevan el ataúd que son bastante jóvenes y es porque en
nuestro contexto social se tiende a tener una cercanía o conexión con la muerte
desde muy jóvenes.
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